La noche anterior había revisado el equipo tres veces. Una. Dos. ¡Hasta tres veces!. Me preocupé incluso dos días antes de llevar el cuerpo (de la cámara) a limpiar. Y falta le hacía porque, perdonadme por la expresión, no era poca la mierda que tenía. Creo que esa misma noche probé las cuatro tarjetas que iba…